SIEMPRE JUNTOS: TERRORÍFICAMENTE DIVERTIDA

Vuelve a Arimaktore esta comedia de David Caiña dirigida por Leire Orbe

¿Qué sucede si el único asistente a tu fiesta de 35 cumpleaños es un muñeco de felpa que ni siquiera es real porque es tu amigo imaginario al que llevas más de 20 años sin imaginar? Esta es la premisa que nos plantea la comedia SIEMPRE JUNTOS, escrita por David Caiña y dirigida por Leire Orbe y que se puede ver en la sala de Arimaktore de Barakaldo entre el 4 y el 19 de diciembre. Javi es es este cumpleañero, y Diego Pérez el actor que le da vida: “Es un tío que por circunstancias de la vida se ha ido quedando solo, es un tío… yo qué sé… un triste”. No es que no tenga amigos, pero ellos están a otras cosas. “La obra habla de la sociedad actual, de cómo afectan las redes sociales a la gente”. Y en esa burbuja Javi se ha quedado muy solo.

¿Con un personaje tan triste se puede hacer una comedia? “Es como la vida, la vida tiene de todo: tiene drama, tiene comedia, a veces te estás riendo y al segundo siguiente lloras…”. “la obra trata de la soledad, y de como afrontarla. Y en medio de una celebración, ocurre algo que va a cambiar la vida de este personaje”.

Ese algo es la aparición de Pintto, el amigo imaginario que tenía Javi cuando era un niño obeso y tristón.Tiene la apariencia de un impertinente muñeco de felpa y si le tiras de un cordoncito dice «siempre juntos». Josu Angulo interpreta a Pintto: “Es muy inocente, un personaje que se ha quedado atascado en la niñez… Siempre tiene ganas de jugar, siempre está de buen humor, siempre es gracioso… lo que un niño siempre quisiera, pero que para un adulto que cumple hoy 35 años puede ser una pesadilla muy muy cargante”.

Pintto va a ejercer la función de espejo a Javi, y le va a permitir que se mire a si mismo, pero claro, es un espejo que tiene sus limitaciones, explica Angulo: “Pintto vive en el desconcierto de que Javi ya no quiera jugar, bailar o hacer las mismas cosas que antes e intenta encajar la vida adulta dentro de unas estructuras infantiles. Eso provoca cortocicuitos”. Y añade, «aparte tiene el dolor de que Javi en algún momento dejó de imaginarle, y ahí tiene una herida».

Con todos estos ingredientes David Caiña ha creado un enredo de sentimientos cargado de risa con multitud de guiños a los que fuimos niños en los 80 y en los 90.

 

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